20 de Septiembre. Día Internacional de la garnacha.
En la naturaleza existen alrededor de 10.000 variedades de la “familia de las ampelidáceas”. A ella pertenece el “genero vitis”, del cual derivan diferentes subgéneros, órdenes, clases, subclases, tipos, subtipos, especies y finalmente variedades. De estas últimas, las únicas interesantes para vinos de calidad son las variedades de la especie “vinífera”. Como su nombre indica son las apropiadas para la vinificación.
En este post nos dedicaremos a homenajear a una variedad especial de “vitis vinífera” llamada garnacha, autóctona del Noroeste de España. No en vano, hoy, 20 de septiembre, celebra en todo el mundo el Día internacional de la garnacha.
España es líder mundial en plantaciones de viñedo con 960 millones de hectáreas, seguida de China con 870 y Francia con 787 (OIV 2018).
De estas plantaciones españolas el 51% son tintas, entre las que antaño reinaba la garnacha tinta, aunque ahora se haya visto superada por las variedades tempranillo, bobal, y las blancas airén y macabeo.
Mundialmente, la garnacha tinta es la 5ª variedad tinta más plantada, siendo el noroeste de España su cuna y nuestro país primer productor.
La más conocida de la “familia de las garnachas” es la tinta, en la que nos centraremos en este post. Sin embargo, existen otras muchos híbridos y clones de esta como son: garnacha blanca, gris o roja, grenache, garnatxa, granaccia, lledoner pelut, aragonés, lladoner, tinto de Navalcarnero, tinto navarro, gironet, giró, garnatja, garnacho, vernassa, garnatxo, girons, garnacha negra…
Historia de la variedad
La Corona de Aragón en el S.XII contribuyó a su expansión y la garnacha se llevó hacia el norte, este y sur. Ya en el S.XIII hay menciones en Francia de esta variedad, llamada “Vernacie”, importada de Aragón.
Así en la época del rey Fernando I de Aragón, a medida que su Corona se expandía por el Mediterráneo entre los siglos XIV y XV, la variedad comenzó a conocerse principalmente en Cerdeña, Sicilia y la parte central y sur de Italia. A continuación, se plantó en el sur de Francia (Roussillon), Córcega, África mediterránea, Croacia y Grecia.
Atendiendo al área de expansión parece evidente que donde mejor se expresa es bajo el clima mediterráneo, cálido, seco. aireado y con buen drenaje.
Más tarde, entre los siglos XVIII y XIX llegó a lugares tan remotos como Australia, Sudáfrica y California.
Cada clon de la variedad se ha adaptado a lo largo del tiempo a unas condiciones de terreno y clima determinados ofreciendo mejores calidades. Por ello es reconocida por los expertos como una de las variedades de uva que mejor recoge el carácter del suelo y del entorno, siendo capaz de proliferar y ofrecer diferentes personalidades en diversos sustratos como arcillas, granito, caliza e incluso en terrenos pizarrosos, normalmente pobres en nutrientes.
Siglo XX
Sin embargo, esta expansión de la garnacha se vio frenada a mediados del S.XX por la nueva orientación del mercado hacia vinos de largas crianzas. Bajo este tipo de elaboración la garnacha se defiende peor por su moderada acidez y leve tanicidad. No obstante, existen sobresalientes excepciones de viñas viejas plantadas en altitud.
Este retroceso se debió a la preferencia por aromas terciarios (maderas, cueros, ahumados, especiados) de vinos con largas crianzas en barrica y botella. De esta forma nuestra querida variedad de uva ha ido perdiendo terreno en favor de la variedad tempranillo. Ésta se adapta mejor a condiciones de largas crianzas en barrica y en botella típicas de regiones como Rioja y Ribera de Duero.
Es más, en D.O. Rioja la garnacha era la plantación mayoritaria hace menos de 40 años, pero perdió terreno frente a otras variedades. Así hasta ocupar en la actualidad un espacio residual en la región, aunque con espectaculares monovarietales de garnacha que siguen cosechando premios internacionales.
Pese a esta supuesta debilidad, la garnacha es una de las más antiguas y más extendidas variedades de uva para vinos de calidad. Así, se ha expandido por toda España y muchas partes del mundo debido a su resistencia a determinadas enfermedades. Entre éstas se encuentra el “oidio”, hongo que ataca partes verdes de la planta cuando hay ambiente humedo y calor en el viñedo. Debido a esta resistencia se extendió a mediados del S.XIX a regiones limítrofes de Aragón con problemas de “oidio” como el suroeste de Madrid, noroeste de Toledo, donde se adaptó perfectamente a sus diferentes suelos y climas.
Actualidad en España
Actualmente se cultiva en toda España, excepto en Galicia, Asturias y Canarias, siendo sus principales zonas en volumen y calidad La Mancha y Aragón, que es su cuna. Destacan las “garnachas de montaña” de la Sierra de Gredos, entre Madrid, Toledo y Ávila, y también en La Rioja, Cataluña y Navarra.
Se considera variedad prioritaria en las siguientes D.D.O.O.: La Mancha, Méntrida, Vinos de Madrid, Calatayud, Campo de Borja, Cariñena, Somontano, Ampurdán-Costa Brava, Costers del Segre, Penedés, Priorato, Tarragona, Terra Alta, Utiel-Requena y Valdeorras.
Aunque hay grandes ejemplos de garnachas reserva y gran reserva, lo habitual es encontrar golosos rosados, espectaculares tintos jóvenes y equilibrados tintos de crianza. Además se elaboran dulces de licor en Cariñena y mistelas en Campo de Borja. Sus características de piel fina, poco pigmentada y riqueza de azúcares, la convierten en la mejor materia prima para vinos de este tipo. Por el contrario, su pobreza en ácidos y taninos la hacen poco recomendable para largas crianzas.
Desde Wine Tasting Spain esperamos que hoy descorchéis un buen varietal de garnacha para celebrar su día internacional. Así reconoceréis su frutosidad, frescor, estructura y esa personalidad única que solo la variedad mediterránea por excelencia nos puede ofrecer.
En el siguiente post seguiremos profundizando en las excelencias de la variedad garnacha. Analizaremos su perfil en cata, los tipos de vinos que se elaboran, y los últimos vinos españoles de garnacha premiados a nivel internacional.
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